Más de 30.000 estudiantes en el distrito escolar de Charlotte-Mecklenburg participaron en una huelga el lunes para protestar por las redadas del Gobierno de Trump propias de un Estado policial. Representando el 20 por ciento del alumnado total del distrito, las huelgas fueron una poderosa manifestación contra las redadas en curso, que siguen el estilo de la Gestapo, en Charlotte, la ciudad más grande de Carolina del Norte.
Las protestas continuaron durante toda la semana, con cientos de personas que se unieron a las huelgas el martes, miércoles y jueves en escuelas como East Mecklenburg High School, Philip O. Berry Academy, Ballantyne Ridge High School y Northwest School of the Arts. Muchos estudiantes llevaban carteles hechos a mano defendiendo los derechos de los inmigrantes y denunciando las redadas. De los más de 147.000 estudiantes en el distrito, unos 44.000 estudiantes son hispanos.
Al final de la semana, más de 56.000 estudiantes se habían negado a ir a clase, lo que convirtió a las protestas de Charlotte en una de las mayores expresiones de oposición a la represión migratoria de Trump en el país.
“Hemos notado un cambio realmente dramático a medida que las redadas de ICE han seguido empeorando en nuestra comunidad”, dijo Chase Jordan-Fancher, estudiante de último año y uno de los organizadores de una huelga en su escuela. “Después de ver a varias otras escuelas iniciar protestas, queríamos hacer lo mismo”.
A los estudiantes se les han unido sectores crecientes de la población. Los residentes de Charlotte se están organizando en grupos de chat y en las redes sociales para monitorear y resistir las redadas federales. Están compartiendo informes sobre avistamientos de agentes de la Patrulla Fronteriza y de ICE, incluso en escuelas, hogares y tiendas como Charlotte Premium Outlets, donde se vio a un agente fuertemente armado y camuflado. “Es absolutamente repugnante vigilar un establecimiento donde las familias, los trabajadores y los niños están presentes”, escribió un residente local.

Al igual que en Chicago y Los Ángeles, muchos residentes que no son blanco de las redadas de inmigración están defendiendo a sus vecinos inmigrantes. En un Home Depot el miércoles, más de 100 personas se reunieron para enfrentar a los agentes federales que intentaban secuestrar a jornaleros. El mismo día, más de 1.000 personas asistieron a un evento de voluntariado en una iglesia local para ofrecer apoyo y protección a los inmigrantes. Erika Reynosa, residente local, dijo que muchos inmigrantes se quedan en casa: “Se encierran por su propia seguridad”.
Esa misma noche, cientos de trabajadores y jóvenes marcharon por Charlotte, exigiendo el fin de las redadas. Los carteles en la manifestación decían: “Los derechos humanos no tienen fronteras”, “Los inmigrantes no son criminales, pero Donald Trump sí” y “Ningún ser humano es ilegal”.
Las protestas son una respuesta a una represión migratoria brutal y sin precedentes que ha convertido a comunidades enteras de la clase trabajadora en zonas militarizadas. La semana pasada, como parte de la creciente guerra de Trump contra la clase trabajadora, los agentes federales de inmigración lanzaron una operación de barrido en Carolina del Norte bajo la dirección del comandante de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) Gregory Bovino.
La operación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), con el absurdo nombre de “Charlotte's Web” (así como el libro infantil), marcó una fuerte escalada en la brutalidad. A diferencia de las operaciones anteriores llevadas a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), esta fue encabezada por la CBP, una medida diseñada para eludir cualquier restricción legal local. El resultado ha sido una campaña de terror: agentes enmascarados y fuertemente armados en vehículos oscuros sin identificar han sido filmados invadiendo propiedades privadas, deteniendo a los conductores a punta de pistola y secuestrando a trabajadores sospechosos de ser indocumentados, todo sin órdenes judiciales ni justificación legal.
En el lapso de solo una semana, casi 400 personas han sido arrestadas en Charlotte y ciudades circundantes como Raleigh, Winston-Salem, Hickory, Lenoir y Blowing Rock. Los agentes se han negado a revelar las identidades de los detenidos, su estado legal o si alguno tenía cargos pendientes. Los testigos relatan que los agentes monitorean el tráfico en busca de patrones “sospechosos”, se dirigen a familias en tiendas y espacios públicos y aterrorizan vecindarios enteros.
Los residentes locales, independientemente de su estatus migratorio, están siendo sometidos a perfiles raciales y registros inconstitucionales. Lo que está en marcha es un secuestro masivo y la intimidación política llevada a cabo por un aparato policial fascistizante.
El jueves, el Departamento de Seguridad Nacional le dijo al alguacil del condado de Mecklenburg, Garry McFadden, que “Charlotte's Web” había terminado oficialmente. Pero la portavoz del DHS, Tricia McLaughlin, dijo a The Guardian: “La operación no ha terminado y no terminará pronto”. Ahora se espera que muchos agentes federales se reasignen a Nueva Orleans para la operación “Swamp Sweep” (Barrido de Pantano), una operación de un mes dirigida al sureste de Luisiana, con hasta 250 agentes llegando a partir del viernes.
Las protestas en Carolina del Norte marcan un desarrollo significativo en la creciente oposición popular a la guerra de Trump contra los derechos democráticos. Llegan solo un mes después de que millones de personas participaran en las manifestaciones nacionales de “No Kings”. Encuestas recientes muestran que más de la mitad de los habitantes de Carolina del Norte creen que el país va en la dirección equivocada, con una mayoría que desaprueba a Trump, un estado que Trump defendió en las últimas tres elecciones.
Las redadas de inmigración en Charlotte marcan una importante escalada de la conspiración de la administración Trump para establecer una dictadura presidencial. Sin justificación legal, la administración está desplegando agentes de la Patrulla Fronteriza fuertemente armados, lejos de cualquier frontera, como una fuerza paramilitar para llevar a cabo secuestros y aterrorizar a la población. El despliegue es parte de una afirmación más amplia del poder ejecutivo ilimitado, que incluye el uso de tropas federales en ciudades estadounidenses, la preparación para invocar la Ley de Insurrección y la declaración de una guerra contra lo que Trump llama el “enemigo interno”, es decir, la clase trabajadora estadounidense.
Cuando Jacob Soboroff, de NBC, le pidió al portavoz del DHS, McLaughlin, que explicara la base legal para desplegar hasta Charlotte la Patrulla Fronteriza, que legalmente puede operar a un máximo de 160 kilómetros de la frontera, ella respondió con una sola palabra: “Aeropuerto”. Esta respuesta, aún más absurda que la justificación anterior del “Lago Michigan” utilizada para desplegar agentes en Chicago, deja en claro que la Administración está prescindiendo por completo de todas las normas legales en su impulso hacia un régimen autoritario.
Las redadas en Charlotte se llevan a cabo solo una semana después del final del cierre del Gobierno, que el Partido Demócrata terminó bajo los términos de Trump. A lo largo del cierre, los demócratas evitaron cualquier mención de la conspiración de Trump para la dictadura, presentando el conflicto como un desacuerdo presupuestario. Luego, a medida que crecía la oposición popular y se profundizaba la crisis del Gobierno, le dieron a Trump un salvavidas político.
Su objetivo no era oponerse a la guerra de Trump contra los derechos democráticos, sino contener la ira de las masas y preservar el Estado. Lejos de ser un partido de oposición, los demócratas, incluidos Biden, Harris y figuras como Bernie Sanders, han facilitado el programa antiinmigrante de Trump en cada paso: desde las expulsiones del Título 42 hasta la expansión de los poderes de deportación bajo la Ley Laken Riley. Sanders, en particular, ha elogiado repetidamente los ataques de Trump, diciéndole al comediante de derecha Tim Dillon el mes pasado que “Trump hizo un mejor trabajo” que Biden en la guerra contra los inmigrantes.
El Partido Socialista por la Igualdad llama a la más amplia movilización de la clase trabajadora en defensa de los trabajadores inmigrantes y los derechos democráticos. Las brutales redadas de ICE y la Patrulla Fronteriza en Charlotte y en todo el país son fundamentales para el programa fascistizante de la Administración de Trump, que busca construir un Estado policial estadounidense bajo el mando de la oligarquía financiera.
Al mismo tiempo que las familias inmigrantes están siendo aterrorizadas y desaparecidas, los trabajadores se enfrentan a despidos masivos, cierres de plantas y muertes industriales. El mismo gobierno que está deteniendo a los trabajadores en las calles de Charlotte está supervisando la eliminación de cupones de alimentos, Medicaid y educación pública; está enviando a los trabajadores a morir en instalaciones inseguras y entregando billones a multimillonarios como Elon Musk y especuladores de Wall Street.
La defensa de los inmigrantes debe fusionarse con la creciente resistencia de la clase trabajadora. Los estudiantes deben recurrir a los trabajadores y los trabajadores deben asumir la causa de los inmigrantes como propia. El PSI llama a formar comités de base en cada lugar de trabajo y vecindario para organizar la oposición desde abajo, independientemente de la burocracia sindical y de los dos partidos controlados por las corporaciones.
Los trabajadores deben exigir y luchar por el fin inmediato de las redadas masivas; la liberación de todos los detenidos; y la retirada de la Patrulla Fronteriza y la CBP de todas las operaciones policiales nacionales.
La Administración de Trump es un Gobierno de, por y para la oligarquía capitalista. Su objetivo es aplastar toda oposición a la contrarrevolución social que se está llevando a cabo en nombre de los multimillonarios. Para detener la dictadura, defender los derechos democráticos y asegurar empleos, salarios y un futuro para todos, los trabajadores deben unirse a través de todas las líneas raciales, nacionales y ciudadanas, y construir un movimiento socialista para tomar el poder y reorganizar la sociedad sobre la base de la necesidad humana, no del lucro privado.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de noviembre de 2025)
