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Perspectiva

El evento superpropagador de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca

A pocos días de la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCA, por sus siglas en inglés) celebrada la noche del sábado, ha quedado claro que fue otro evento superpropagador en la élite de Washington D.C. Docenas o quizás cientos de los más de 2.500 participantes sin mascarilla probablemente contrajeron el COVID-19 en la cena y las fiestas asociadas.

En efecto, la cena fue un evento propagandístico transmitido en vivo que buscaba dar la falsa impresión de que la pandemia se acabó. El propio Biden lo afirmó de la forma más franca durante su discurso en el evento: “Sé que hay preguntas sobre si debimos reunirnos esta noche por el COVID. Bueno, estamos aquí para mostrarle al país que estamos superando esta pandemia”.

El presidente Joe Biden da un discurso durante la cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, 30 de abril de 2022, Washington [AP Photo/Patrick Semansky]

Al reunir a más de 2.500 reporteros, políticos y celebridades sin mascarilla en un salón, la Casa Blanca pensó que podría enviar el mensaje de que ya es seguro reunirse sin mascarilla. En cambio, el evento resultó ser un desastre.

La primera infección confirmada fue la del reportero de ABC News, Jonathan Karl, quien dio positivo a COVID-19 el lunes por la noche. Esto fue seguido por el anuncio el martes del principal corresponsal nacional de Voice of America, Steve Herman, de que había contraído el virus.

El miércoles por la mañana, CNN reportó que un número no especificado de “reporteros y personal de CNN, ABC News, NBC News, CBS News, Politico y otras organizaciones noticiosas participantes dieron positivo al virus”.

El miércoles por la mañana, el secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, fue el primer miembro del gabinete de la Casa Blanca en dar positivo a COVID-19 tras asistir a la cena. Blinken también asistió a una cena con los multimillonarios David y Katherine Bradley, así como el director de la CIA, Bill Burns, la fiscala general adjunta Lisa Monaco, la asesora de seguridad interior, Elizabeth Sherwood-Randallhom, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, y varios otros miembros del gabinete, así como los reporteros Judy Woodruff, Jake Tapper, Wolf Blitzer, John Dickerson, Jeffrey Goldberg, David Frum, Anne Applebaum y docenas más.

Por el momento, seis asistentes a la cena de la WHCA han revelado públicamente sus resultados positivos, incluyendo Karl, Blinken, Herman, la periodista Julia Ioffe (su tercera vez contrayendo COVID-19), la presidenta de ABC News, Kimberly Goldwin, y la periodista Jada Yuan.

El hecho de que la cena de la WHCA iba a ser un evento superpropagador era completamente predecible y fue anticipado por muchos científicos. Se produjo apenas unas semanas después de la cena superpropagadora masiva del Club Gridiron, en la cual aproximadamente el 10 por ciento de los asistentes se infectó.

Ignorando las advertencias de los expertos, la WHCA procedió con el evento, cuando las subvariantes de ómicron BA.2 y BA.2.12.1, que son altamente infecciosas y elusivas al sistema inmune, están impulsando una nueva ola de infecciones en el país. El miércoles News Nodes reportó 119.865 nuevos casos en EE.UU., la mayor cifra desde el 22 de febrero, así como un promedio de 67.159 casos nuevos.

Según el New York Times, las infecciones de COVID-19 están aumentando en 47 estados y Puerto Rico, y 40 estados y Puerto Rico están viendo un aumento en las hospitalizaciones. En Nueva York, uno de los primeros estados golpeados por BA.2., las hospitalizaciones se triplicaron en el último mes y superaron las 2.000 el martes por primera vez desde fines de febrero.

Si bien los asistentes de la cena de la WHCA tuvieron que mostrar una prueba de vacunación y una prueba negativa al COVID-19 ese día, les permitieron usar pruebas rápidas de antígeno, asociadas a un mayor riesgo de dar falsos negativos que las pruebas de PCR.

La cena de la WHCA estuvo colmada de autoengaño, imprudencia y niveles criminales de irresponsabilidad. Es difícil saber cuánto se debió a la ignorancia o al engaño. No solo se pusieron a ellos mismos y otros en peligro. Son los que formulan la opinión de todos los principales medios de comunicación, como ABC, CBS, Fox News, NBC, el Washington Post, el New York Times, Politico, entre otros.

A lo largo de la pandemia, cada uno de estos medios ha engañado incansablemente al público y minimizado los peligros del COVID-19, repitiendo las mentiras anticientíficas tanto de los demócratas como los republicanos. La cena de la WHCA y las muestras obscenas de riqueza el lunes en la Gala del Met en la ciudad de Nueva York son solo las más recientes muestras de esta creciente campaña de propaganda, la cual fue enormemente intensificada ante la rápida propagación global de la subvariante BA.1 de ómicron que comenzó a fines de noviembre.

La presencia en la cena del coordinador de la respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, el Dr. Ashish Jha, fue particularmente vergonzosa. Hasta el mes pasado, era el decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown. Mientras que el Dr. Anthony Fauci se ausentó, citando hipócritamente “mi evaluación individual de mi riesgo personal”, el Dr. Jha participó alegremente en el sórdido asunto.

Dejando a un lado el elemento consciente de engaño, muchos de los periodistas y políticos presentes en la cena de la WHCA no tienen ni idea de los peligros que presenta el SARS-CoV-2. Estas personas se niegan a escuchar a la ciencia o a actuar sobre la base de la misma. Se han dejado engañar por su propia propaganda e intereses de clase, lo que confiere a sus acciones un carácter cada vez más temerario.

Evidentemente, ninguna de las élites presentes en la cena estaba al tanto de que las personas totalmente vacunadas, como ellos, pueden sufrir infecciones y tienen casi la misma probabilidad de desarrollar COVID persistente que las personas no vacunadas.

Varios científicos intentaron asesorar a la WHCA antes de la cena, para ayudarles a instalar dispositivos de filtración de aire de alta calidad con el fin de minimizar la transmisión por el aire, pero estos esfuerzos fueron rechazados. Un periodista que llevó un monitor de dióxido de carbono a la cena registró niveles de CO2 superiores a 2.200 partes por millón, lo que indica una ventilación muy deficiente y una probabilidad extremadamente alta de transmisión por el aire.

Desde el punto de vista de la clase dirigente, el elemento más imprudente del evento fue la participación personal de Biden. Según el informe de su historial médico de 2019, Biden, de 79 años, toma el medicamento anticoagulante Eliquis, que interactúa con el Paxlovid, el tratamiento antiviral de gran eficacia, y probablemente le impide tomarlo.

Consciente de estos peligros, la Casa Blanca optó, no obstante, por sentar al presidente de EE.UU. sin mascarilla en el frente del recinto durante unos 90 minutos de discursos, bromas y premios, lo que hizo que sus posibilidades de exposición fueran muy altas.

El propio Jonathan Karl estrechó la mano de Biden al recoger un premio. Tratando de restar importancia a la posibilidad de que Biden se infectara durante esta interacción, el martes la Casa Blanca citó las directrices no científicas de los CDC, que consideran los “contactos cercanos” como aquellos a menos de dos metros por al menos 15 minutos con una persona infectada. Sin embargo, la ciencia hace tiempo demostró que la transmisión por vía aérea puede producirse a gran distancia, especialmente en una habitación mal ventilada con personas sin mascarilla.

Las ostentosas muestras de comportamiento imprudente demuestran el nivel de arrogancia que existe en los círculos gobernantes de Estados Unidos. En gran medida, creen realmente que el COVID-19 es para la gente corriente.

En marcado contraste con la realidad a la que se enfrenta la clase trabajadora estadounidense, los periodistas y políticos millonarios y los ejecutivos milmillonarios de los medios de comunicación presentes en la cena de la WHCA recibirán el tratamiento más avanzado disponible si se infectan con COVID-19. Aquellos que reúnan los requisitos para recibir Paxlovid lo recibirán en un abrir y cerrar de ojos.

Para la gran mayoría de los trabajadores, en particular los más de 30 millones de estadounidenses sin seguro, acceder a tratamientos como el Paxlovid es una pesadilla burocrática o sencillamente imposible.

Mientras Biden y el cómico Trevor Noah hacían bromas de mal gusto sobre la pandemia en la cena de la WHCA, decenas de millones de estadounidenses que han perdido a sus seres queridos están de luto, cuando otro registro de la cifra oficial de muertos en Estados Unidos superó el miércoles el millón. Este horrible hito, ya alcanzado por otros rastreadores, ha pasado prácticamente desapercibido en los medios de comunicación corporativos.

Toda la publicidad que ha rodeado la cena superpropagadora de la WHCA ha estado en manos de los mismos políticos y conglomerados mediáticos que participaron y ayudaron a montar el espectáculo propagandístico. Al mismo tiempo que fabrican mentiras sobre la pandemia del COVID-19, estas mismas figuras imprudentes y cabezas huecas buscan fomentar la histeria militarista y escalar el impulso del imperialismo de EE.UU. y la OTAN hacia un conflicto directo con Rusia por Ucrania.

Las mismas personas, siguiendo el mismo método pragmático basado en una calculada indiferencia hacia las necesidades sociales, están llevando a la humanidad por un tobogán hacia la catástrofe nuclear. Es fundamental que el poder de decisión sea arrebatado de las manos de estas capas sociales y de la clase capitalista a la que sirven.

La campaña bipartidista, respaldada por los medios de comunicación, para proclamar el fin de la pandemia deja claro que toda la clase dominante ha abandonado la lucha contra el COVID-19 y ha condenado a la población estadounidense a interminables olas de infecciones y muertes masivas. Esta forma homicida de la guerra de clases debe ser resistida a través de la construcción de un movimiento de masas de la clase trabajadora, en unidad con los trabajadores de todo el mundo, luchando por la eliminación global del COVID-19.

(Publicado originalmente en inglés el 4 de mayo de 2022)

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